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1999 Imprimir

 

EL PATRIMONIO ESCULTÓRICO

DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE

NUESTRA SEÑORA DE LA NATIVIDAD DE ALBOREA

Como es bien sabido, el prestigio monumental de Alborea se debe, únicamente, a su iglesia, llamada “La Catedral de la Manchuela”. Esta presta a la villa su perfil más brillante, y su personalidad parece resumir la esencia de la localidad en la que el conjunto arquitectónico resume toda su historia.

 

 

Las recientes investigaciones culminadas con la publicación de un libro sobre esta iglesia parroquial, suponen una valiosa aportación histórico-artística y es un ejemplo excelente de cuanto puede hacerse, con vigor, entusiasmo y humildad, que ha servido para llenar un enorme vacío en nuestro conocimiento de la realidad artística de esta villa. Esta investigación representa sencillamente, una honesta aportación documental y crítica, impregnada, además, de profundo amor a lo que se estudia y de una sincera e incluso apasionada devoción a la tierra de Alborea y a su patrimonio.

 

El siglo XVIII fue un siglo de grandes iniciativas, construcción de edificios, reedificaciones y restauración de templos, también se ensamblan complicados retablos, se hacen numerosos encargos de imágenes para las cofradías, parroquias, cabildos y particulares. Estudiosos de esta cuestión señalan que el citado siglo fue el de los grandes programas escultóricos, y que el campo de actuación de los artistas es más amplio que en siglos anteriores.

 

A estos hechos hay que añadir un cierto despegue económico que propicia que las iglesias parroquiales, cofradías, organizaciones piadosas, etc., patrocinen numerosos encargos, en el caso que nos ocupa escultóricos.

 

La iglesia de Nuestra Señora de la Natividad de Alborea, bajo esta advocación desde 1777, no es ajena a todos los aspectos anteriormente citados.

 

Las cofradías existentes en esta villa de las que tenemos algunas noticias, Nuestra Señora del Rosario, Ánimas Benditas del Purgatorio, Santísimo Sacramento, de San José y posiblemente otras más, construyen y decoran las capillas de la iglesia parroquial con retablos, pinturas y variados objetos litúrgicos.

 

De todo el rico patrimonio escultórico que tuvo esta iglesia no se conserva nada, la Guerra Civil (1956-1959), con sus trágicas consecuencias afectó en gran manera a éste y los restos del mismo son inexistentes. Sin embargo, los escasos libros de cofradías y los documentos conservados nos permiten conocer que retablos e imágenes tuvo este templo.

 

Del retablo del altar mayor, calificado en febrero de 1929 por el alcalde José Joaquín García de estilo churrigueresco, no se guardan documentos gráficos, pero por la documentación conservada conocemos que desde 1616, gran parte de la economía parroquial y de las donaciones particulares se destinan a la construcción del mismo que debió de estar totalmente instalado hacia 1674, año en que tiene lugar la bendición de la capilla y el altar mayor.

 

Otros retablos se hacen para las capillas y altares de la iglesia, algunos desaparecidos, y el resto mal conservados. Sin duda, el de más importante mérito artístico es el que en 1746 se encarga a Manuel Fernando de la Torre, vecino de la Puebla de Don Fadrique, para la capilla de la Virgen del Rosario. En la hornacina central de este retablo se colocó en 1749 una imagen de la Virgen del Rosario con el niño hecho en Murcia.

 

Para la capilla de San José se hizo un retablo de yeso en la primera mitad del siglo XVIII conservado en la actualidad. En la hornacina central se colocó la imagen de San José que para esta parroquia hizo el insigne imaginero murciano Francisco Salzillo en 1755.

 

La capilla de la Virgen de los Dolores conserva en la actualidad un neoclásico retablo en cuya hornacina central se encontraba una Virgen Dolorosa cuyo autor desconocemos.

 

Con respecto a las imágenes que tuvo el templo, estas fueron numerosas. Los documentos consultados nos proporcionan noticias ya desde 1615, año en el que se realiza el primer inventario de bienes y objetos de culto de esta parroquia, en el se hace referencia a la existencia de las imágenes de Nuestra Señora, de San Pedro y de San Pablo. En 1625, el visitador eclesiástico de la Diócesis de Cartagena manda que en las gradas situadas a ambos lados del sagrario del altar mayor se coloquen las imágenes de San Joaquín y la de Santa Ana. En años sucesivos se adquieren otras, como las del Niño Jesús y San José, patrono de la villa.

 

Imagen artísticamente interesante debió de ser la Inmaculada Concepción que en 1795 los cofrades del Rosario encargan para la ermita de la Concepción a Roque López, discípulo de Salzillo, esta talla pagada por don Juan Tornero costó 18.000 reales. Es posible que esta imagen, una vez clausurado la citada ermita, pasase a la iglesia parroquial.

 

Los inventarios realizados durante el siglo XIX nos proporcionan los datos más interesantes sobre la riqueza escultórica de esta parroquia de Alborea. Así, en 1888 el párroco don José Pérez Buendía detalla que las imágenes de talla de la misma eran las siguientes:

 

- Un grupo compuesto de San Joaquín y Santa Ana con la Niña María

- San Pascual

- San Cristóbal

- Nuestro Padre Jesús Nazareno

- San Antonio Abad

- San Ramón

- San José

- Purísima Concepción

- Santa Lucía

- San Roque

- Nuestra Señora del Rosario

- San Francisco de Asís

- Santísimo Cristo de la Agonía

- Nuestra Señora de los Dolores

- Muestra Señora del Pilar

 

 

En años sucesivos se adquieren nuevas imágenes como las de San Blas, Santa Rita y Santa Cecilia, según leemos en un inventario de 1919. Como vemos se constata la existencia de un gran número de esculturas que se encontraban en los retablos citados y en los altares situados a los lados del altar mayor.

 

Desconocemos por falta de documentación, donde se encargaron estas imágenes y que artistas las realizaron. Solamente podemos afirmar que Francisco Salzillo hizo la imagen de San José y que su discípulo Roque López la de la Inmaculada Concepción, ambas lamentablemente perdidas.

 

De todo este rico patrimonio escultórico no queda nada, sólo una escasa documentación que nos ha permitido en parte reconstruir algo del mismo. La mayor parte, como he señalado anteriormente desapareció durante la Guerra Civil. Finalizada esta se vuelven a comprar nuevas imágenes que colocan en los retablos y altares.

 

El nuevo retablo del altar mayor alberga en la hornacina central la imagen de Virgen de la Natividad y a ambos lados se sitúan las imágenes de San Antonio de Padua y el Sagrado Corazón de María.

 

En los altares situados a ambos lados del altar mayor se colocan las del Sagrado Corazón de Jesús y la de la Inmaculada.

 

En la hornacina central del retablo del camarín de la Virgen del Rosario se encontraba la imagen de esta advocación. Junto a éste se encuentra la antigua capilla de la Virgen de los Dolores, hoy llamada de Jesús de Nazareno, y que alberga las imágenes del citado Nazareno, Santa Teresa y el Sagrado Corazón de María.

 

En el retablo de escayola de la capilla de San José, se encontraba en la hornacina central la imagen de Salzillo, y en nuestros días otra del citado Santo.

 

Esta abundancia de imágenes se completaba con una rica decoración pictórica del siglo XVIII cuyos restos aun son visibles en el camarín de la Virgen y con numerosas alhajas de plata, como cálices, custodias, copones, campanillas, sacras, etc.., además de una rica variedad de ornamentos sagrados.

 

 

Vicente Carrión Íñiguez

Catedrático de Historía del Arte


 

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