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2003 Imprimir
 

ALBOREA, UN PROYECTO EN EL TIEMPO

 

Desde hace algunos años estas primeras páginas del programa de fiestas, han sido utilizadas con muy buen criterio para darnos a conocer valiosos e interesantes datos sobre la historia de Alborea.

 

Vaya por delante nuestro reconocimiento y gratitud a todos los que realizan esa importante labor de investigación, pues con ella, no solamente ilustran nuestro presente; sino que; además, se hace justicia con todas esas legiones de alboreanos que a través de los tiempos se afanaron, se esforzaron y se sacrificaron por hacer de este pueblo un lugar más digno, más habitable y más respetado.

 

A cualquier comunidad le resultaría difícil marcarse un proyecto de futuro sin conocer bien lo que es, de dónde parte y cuál es su origen; por eso necesitamos rescatar del silencio del tiempo, a todas aquellas personas, hechos y sucesos con los que no sólo se configuró nuestra realidad física, sino que además, contribuyeron a conformar nuestra personalidad, nuestra forma de ser y nuestro comportamiento.

 

Sus obras como la Iglesia, calles, plazas,... ahí están, enriqueciendo nuestro patrimonio cultural, simbolizando la identificación de sus gentes con esta tierra y siendo los mudos testigos del transcurrir de unos tiempos, que imaginamos duros y difíciles y que precisamente por ello, resultan más valiosos y entrañables para todos nosotros. Ellas, que han visto pasar a las distintas generaciones, son las que mejor podrían hablarnos del sentir de sus gentes, sus aspiraciones, sus logros y sus fracasos, los mil avatares que la historia les deparó y los cientos de sucesos que aquí se desarrollaron. Sin duda, ellas son el mejor vínculo que nos une al pasado y une entre sí a las distintas generaciones que aquí habitaron.

 

Cada una de ellas ha ido escribiendo pequeñas páginas de esa historia común que es Alborea. Cada una de ellas ha ido aportando su impronta y su forma de ser a esa memoria colectiva que todos llevamos impresa y que no es más que el resultado de cientos de experiencias y vivencias que el crisol de la historia ha ido puliendo y aquilatando para dar como resultado al alboreano de hoy: Un individuo alegre, noble y hospitalario, orgulloso de sus tradiciones y comprometido con su pueblo y con su entorno.

 

Sin duda, hoy también nosotros estamos embarcados en ese proyecto común que es Alborea. Nuestras obras, nuestra actitud y nuestro esfuerzo, serán la aportación que hagamos a esa conciencia colectiva, que de alguna manera condicionará la forma de ser y vivir de las generaciones futuras. Esas acciones y actitudes no son más que semillas que estamos esparciendo en la mente y en los subconscientes de los más pequeños y que ellos trasladarán en el tiempo, del mismo modo que nosotros lo hacemos con los muchos dones que del pasado recibimos.

 

Posiblemente la historia pueda imputarnos, tal vez con razón, que no hicimos todo cuanto pudimos, que nuestros logros no estuvieron en consonancia con los muchos medios de que dispusimos, que nuestra aportación a ese proyecto pudo ser mayor y mejor, que...; y sin embargo:

 

-Cuando observamos la gran cantidad de alboreanos/as, que bien individualmente o a través de los numerosos grupos y asociaciones más de quince en, un pueblo de tan sólo 800 habitantes se involucran, participan y colaboran desinteresadamente en la organización de eventos culturales.

 

-Cuando comprobamos el calor y el entusiasmo con que este pueblo acoge las iniciativas y proyectos encaminados a mejorar el bien común, como es el caso de la construcción de la ermita.

 

-Cuando constatamos el grado de hospitalidad de sus gentes y la forma en que se ha acogido a los inmigrantes -cosa que no podía ser de otra manera, dado que muchos de los nuestros vivieron, en épocas no muy lejanas, su misma experiencia.-

 

-Cuando contemplamos admirados la solidaridad demostrada año tras año, con los pueblos más desfavorecidos a través de Caritas, Intervida y otras O.N.G.

 

-Cuando somos capaces de realizar todo esto y lo comparamos con lo que se hace en otros pueblos, uno afirma convencido de que al menos, fuimos una generación comprometida y que, tal vez, la página que estamos escribiendo, aún si ser la más brillante, sí que posee elementos de los que debemos sentirnos satisfechos y orgullosos.

 

Y aún así, no podemos mirar confiados al futuro, porque son muchas las batallas que debemos ganarle al presente.

 

-Hoy, como siempre, la historia nos pone a prueba para saber si somos capaces de culminar esa continuada lucha contra el Medio, que dé soluciones económicas a nuestros jóvenes.

 

-Hoy, aún siendo consciente de que mucho se ha avanzado, todavía debemos esforzamos más en aumentar y acrecentar el grado de unión y colaboración entre nosotros, superando y desterrando los enfrentamientos, rencillas e incomprensiones que tanto ensombrecieron nuestra historia más reciente

 

-Hoy, además de admitir, hemos de saber integrar a estos nuevos habitantes de Alborea, abriéndonos a sus aportaciones porque ellas nos enriquecerán y haciéndoles partícipes de nuestras inquietudes y aspiraciones.

 

Honestamente creo que éste es el sentir de un pueblo que tiene conciencia de su momento histórico y que mira al futuro, si no confiado, sí sin complejos, sabiendo que el reto que tiene por delante es apasionante y que sus dificultades serán menores si las afrontamos unidos, en armonía y colaboración.

 

FELICES FIESTAS

Mariano Lillo Escobar


 

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