Descripción:  

Árbol alto, de hasta 30 m de altura, bien proporcionado y fácilmente identificable por su tronco, corto y grueso, provisto de numerosos abultamientos redondeados. Las ramas son muy robustas y crecen extendidas en sentido ascendente formando una copa ancha y piramidal. Las hojas, de forma ovalada o romboidal, tienen el borde aserrado. Las flores aparecen antes que las hojas agrupadas en inflorescencias colgantes que reciben el nombre de amentos: cada elemento floral carece de pétalos vistosos. Por último cabe decir que la corteza es de color pardo pálido, más rugosa que la de otros chopos y con groseras hendiduras en sentido longitudinal.

Hábitat:  

El álamo negro constituye la típica vegetación ribereña, ya que crece al borde de ríos, en los arenales de los torrentes y, en general, en cualquier lugar húmedo donde el agua se encuentre cerca de la superficie.

Usos:  

Su madera es blanda, pálida y se parte con facilidad, por lo que únicamente se emplea para la elaboración de chapas de recubrimiento para muebles o para el tallado de chanclos; en algunos lugares también se utiliza en la fabricación de cerillas debido a su propiedad de quemarse lentamente. Se han conseguido híbridos de este chopo que crecen con enorme rapidez y son muy resistentes a la contaminación ambiental, por lo que se emplean con frecuencia para formar pantallas de protección a los lados de las vías del tren o cerca de edificaciones; en este último caso hay que tener en cuenta que la distancia de plantación debe ser de unos 30 m e incluso más, ya que las raíces del árbol pueden perjudicar los cimientos.