Descripción:  

Árbol fácilmente distinguible por el color anaranjado claro o pardo rojizo que tienen la parte superior del tronco y las ramas, en contraste con el pardo oscuro de la zona inferior del tronco. Las hojas, que aparecen por pares, son cortas, algo retorcidas y de un característico color verde azulado. Las inflorescencias masculinas aparecen a principios de verano agrupadas en los brotes nuevos y son de escasa duración. Las femeninas adquieren un color rosado cuando son polinizadas, se tornan verdes al segundo año y, al madurar durante el tercer año, son ya de una tonalidad parda. Este fruto, o piña, es colgante y encierra en su interior unas semillas aladas.

Hábitat:  

El pino carrasco crece normalmente en las montañas, aunque también se lo puede encontrar en tierras bajas. Forma extensos bosques naturales entre los 200 y 1.000 m de altitud, se puede encontrar también pino carrasco que ha sido repoblado.

Usos:   

Es muy apreciada por la calidad de su madera, que se puede considerar una de las mejores entre las de las coníferas. Se emplea fundamentalmente para mobiliario, en la construcción y para fabricar traviesas, postes y vallas; también se emplea en la elaboración de pasta de papel, celofán y plásticos. El pino carrasco es asimismo un importante productor de resina, de la cual se extrae por destilación el aceite de trementina e, indirectamente, creosota, alquitrán y pez. Antiguamente esta resina se empleaba contra la tos, y la pez como antiséptico. Además de todas estas aplicaciones, el pino carrasco se puede utilizar como árbol ornamental, plantado principalmente en suelos de tipo ácido.