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2002 Imprimir
 

HISTORIA DE ALBOREA

A MEDIADOS DEL SIGLO XIX

En el siglo XIX tiene lugar en España, aunque más intensamente en otros países europeos, el fenómeno de una multiplicación editorial notable. Los nuevos conocimientos, la extensión de los viajes y descubrimientos geográficos, las nuevas técnicas, el desarrollo comercial e industrial, etcétera, hacen necesaria la utilización de todo tipo de obras de consulta, de referencia.

 

Por ello proliferan almanaques, estadísticas, anuarios, memorias, manuales, reglamentos, catálogos, relaciones, inventarios, censos, etc. Con todo, son los diccionarios los elementos preferidos por la nueva clase en ascenso. Es la burguesía la que necesita y, por tanto, desarrolla la edición de diccionarios. Y es también objetivo prioritario de estas publicaciones proporcionar herramientas para la construcción del Estado. Es la década de los años cuarenta del siglo XIX cuando se generaliza la impresión de diccionarios. Y es Pascual Madoz (1) autor del “Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar”, quien edita su famoso Diccionario a mediados de 1 845 en Madrid. De él he extraído la descripción que hace sobre ALBOREA.

 

El mismo Madoz, justificando la importancia de esta publicación, afirma que "no hay medio posible de dirigir un Estado con acierto sin conocer los elementos de riqueza que encierra, y sin averiguar por este medio, con este mismo estudio, las medidas que reclama el país".

 

Gracias a su Diccionario tenemos la posibilidad de conocer ALBOREA un poco mejor, su realidad y su estadística a mediados del siglo XIX.

 

ALBOREA: lugar con Ayuntamiento de la provincia, y aud. Terr. De Albacete (8 leg.), partido judicial de Casas Ibáñez (1), c.g. de Valencia (19), diócesis de Cartagena (el obispo reside en Murcia, que se halla a 24 leg.), arciprestazgo, adm. de rent. y de correos de Jorquera: sitio en medio de los ríos Gabriel y Júcar, a distancia de 2 leguas, de cada uno, en el declive de dos suaves lomas; forma dos barrios separados por una vega, y lo circundan por el N. y SE. Colinas poco elevadas, que no impiden la ventilación, principalmente de los aires del E. y O.: su clima es sano, y tercianas la enfermedad que con más frecuencia se padece; sus casas de tierra, de un solo piso, algunas con cómoda división para las familias, ganados y enseres de la labor; pero la mayor parte medianas y aun mezquinas, sin que por eso falte en ellas limpieza, cualidad muy apreciada de los moradores: las calles en lo general llanas y no mal alineadas, si bien la situación en pendiente, sobre todo las del N. son desiguales y pedregosas: sus aceras estaban empedradas, pero se descuidó su conservación, y ahora las piedras obstruyen el paso, y aquellas están por consiguiente sucias: la plaza es triangular, se halla en el fondo de la vega, enlazando los dos barrios, y en su centro se eleva un olmo frodosísimo, rodeado de tres gradas de sillería. Tiene escuela de niños (de 40 a 50) en un local alquilado y malo, con 1600 reales anuales de asignación, pagados de los fondos municipales; otra de niñas (de 15 a 20); una fundación para dotar a las

 

 

doncellas, de cuyo beneficio disfruta también Alcalá del Júcar, donde radican las fincas, debidas a la generosidad de un párroco: una mala casa llamada hospital, que solo sirve de albergue a los vagos, pero que al fundarse, aunque con renta muy escasa: se destinó a recoger los mendigos transeúntes; sala de ayuntamiento y contifua la cárcel y el posito, que ha llegado a reunir 2.000 fanegas de geja, y más de 20.000 reales en metálico; otro montepío, eregido con el mismo objeto por el Emmo. Cardenal de Belluga, y consiste en unas 200 fanegas de igual especie, ambos notablemente disminuidos en sus fondos: iglesia y parroquia, en una pequeña eminencia al S., dedicada a la Natividad de Ntra. Sra. con una media naranja sólida y magnífica, construida a mediados del siglo pasado, a cuya hermosura no corresponde la pequeñez y mal gusto del templo, que tiene en la sacristía tres cuadros, uno de S. José, otro de S. Gerónimo, y otro muy apreciado por su mérito, pero que habiéndolos retocado mal, han perdido mucho de su valor: son Anejos de esta parroquia la villa de Villatoya, y la aldea de Zulema, enclavada en la jurisdicción de Alcalá del Júcar, de donde fue aneja la iglesia de Alborea hasta mediados del siglo pasado: el curato es de provisión ordinaria. Tiene además la villa cementerio a la parte, del S., bien ventilado, y dos pozos inmediatos a la plaza, de cuya agua, gruesa, se surte el vecindario: las tres ermitas que existieron en la población y sus alrededores están hoy arruinadas. El término confina al N. con Villatoya y río Gabriel, que lo separa de la jurisdicción de Requena (prov. De Cuenca), E. con Casas de Ves, S. con Alcalá del Júcar, y O. con Casas Ibáñez: su mayor extensión de N. a S. es de 3 leguas, y de E. a O. 1/2. El cultivo de los campos se hace con mulas y con algún esmero, desde el pueblo, por lo que no hay casas de labor, y si solo algunas huertas como Ballunquer, Pasadillo y Orejera en la vertiente de la cañada del primer nombre, y en las del río Gabriel las de Andrés López, Animas, Habichuelas, D. Martín, Patricio, Pesetas, Serrano, Villena y Lucas Panes, con otros varios huertecillos que como aquellas tienen agua para el riego, siendo el principal manantial el de la fuente llamada de Los Ojos, que nace en la parte superior de la cañada de Ballunquer: el curso del manantial de este nombre es corto, por emplearse sus aguas en el riego, para el cual hay un reglamento aprobado por el Gobierno: la fuente de Mariano, aunque poco copiosa, es muy útil en los veranos y en las grandes sequías a la villa de Casas de Ves, distante 1/2 horaque se surte de sus aguas. El terreno se divide naturalmente en dos porciones: la del Gabriel, de 1 legua de declive, desde la ceja al río es áspera y estéril, y en sus profundos barrancos brotan las fuentes que fertilizan las huertas, las cuales apenas bastan a sostener a los pobres hortelanos que las cultivan: de los pinares que cubrían estas quebradas, solo quedan arbustos y monte bajo, y los pastos que producen, crecen poco y se aprovechan en el invierno. El resto del terreno desde la ceja al limite S., lo forman cañadas, vallejos y hoyas entrecortadas de lomas y cerros de corta elevación, que ofrecen una perspectiva variada, y al labrador, en la parte baja, una tierra sustanciosa y productiva. Siguiendo el curso de la cañada, y ya limítrofe de Casas de Ves, se encuentra el paraje de Peñarcón, en el que, por abundar las aguas, podrían a beneficio de norias, hacerse huertas deliciosas. El viñedo es sociderable, principalmente al N., y aunque se cultiva bien el vino es mediano, sin duda porque no se deja sazonar la uva, o porque no se eligen las mejores especies de vides. El Cabriel corre por espacio de 1 y 1/2 leguas, desde la línea divisoria de Casas Ibáñez al O., a la de Villatoya al E., y sus aguas no se aprovechan por lo montuso de sus orillas: en este tránsito no tiene puente ni molino alguno, si bien los arrieros y leñadores lo vadean con frecuencia y sin riesgo. El pueblo es accesible a carruajes por todos lados; pero los caminos son comunales, muy malos: como el paso de los dos ríos no está abierto para ruedas, sería muy útil facilitar estas comunicaciones, la del Cabriel, sobre todo, para Requena y Valencia, lo cual ofrecería grandes ventajas, por ser la salida principal de los frutos agrícolas. Recibe la correspondencia tres veces a la semana de la administración de Jorquera. PROD.: la principal consiste en geja, cebada, vino y azafrán; también se coge avena, escana, trigo, centeno, guijas, garbanzos, cáñamo, legumbres, hortalizas, entre ellas, muchas y muy estimadas zanahorias y patatas: abundan las canteras de yeso de superior calidad, y la piedra de construcción, encontrándose también un bonito jaspe de fondo encarnado, que, aunque admite pulimento, se desmorona con facilidad: el ganado lanar es el único que en el día se cría, y su mayor parte de grangería; las lanas se consumen en la fabricación de estameñas, albornoces y pañetes de que se visten los vec.: y esta industria y la de tejer lienzos para el consumo de las familias, son, con la agricultura, las que constituyen la ocupación principal en el pueblo: todo el azafrán se vede por lo regular en Valencia y Barcelona, y también se exporta la geja y vino que sobra: los principales géneros que se importan son el arroz, aceite y bacalao, sirviéndose la arriería de caballerías menores para su tráfico: hay dos tiendas de ropa, una de ellas bastante surtida, y varias de comestibles: la harina se hace en los molinos de Tolosa y D. Benito, situados a 2 leguas al S. sobre el Júcar. Población: 370 vecinos, 1.721 almudes. RIQUEZA PROD.: 6.957,078 reales. IMP.: 342,953 reales. CONTR.: 31,147 reales. EL PRESUPUESTO MUNICIPAL asciende a 11.979 reales, y se cubre con el producto de la almotazanía, que son 1.250 reales; 700 que reditúan los pastos de las tierras comunales, y el resto por repartimiento vecinal. La riqueza de este pueblo podría aumentarse mucho si el cultivo se hiciese con mas esmero, y si, ya que se ha destruido desgraciadamente el arbolado, dejando como un páramo las vertientes del Cabriel, antes hermoseadas con numerosos pinos, se procurase subsanar este daño, dedicándose a la plantación de árboles: de esta manera se evitarían en gran parte las sequías, que antes, cuando el arbolado estaba en su auge, eran desconocidas en este país. Alborea fue uno de los pueblos que formaban el estado de Jorquera, correspondiente a la casa de Villena, siendo el último poseedor el actual duque de Frías: sus derechos eran nombrar el Ayuntamiento, y poseía las alcabalas y tercios reales: el alcalde pedáneo en lo judicial dependía del alcalde municipal de Jorquera.

 

José Deogracias Carrión Iñiguez.

 

(1) Madoz nace en Pamplona en 1805 y pertenece a una generación de hombres que combaten las estructuras del Antiguo Régimen y sientan las bases de una situación nueva caracterizada por el ascenso de las llamadas clases medias. Sus biografías presentan normalmente grandes contrastes. Pasan del poder a la oposición, cuando no a la cárcel o al exilio, con relativa frecuencia, como corresponde a una situación política fluida y cambiante. Siendo Ministro de Hacienda, durante el Bienio Progresista de muchas vicisitudes les sorprende la muerte en Génova el 13 de diciembre de 1870.

 


 

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